En pleno 2025, aún hay quienes creen que el RFID es una promesa lejana, cara y compleja. Mientras tanto, marcas que ya lo han adoptado —grandes y pequeñas— están recogiendo los frutos: más control, más ventas, menos pérdidas. ¿Qué está pasando? ¿Por qué todavía existen tantas dudas?
La respuesta es clara: hay demasiados mitos alrededor del RFID. Verdades a medias, ideas caducadas o simplemente malentendidos que se repiten como dogmas. En STC Iberia llevamos años implementando esta tecnología en el sector retail y sabemos perfectamente qué funciona, qué no... y qué frena la decisión de avanzar.
Este artículo recoge los 7 mitos más comunes sobre el RFID, y los desmonta con datos, experiencia real y una visión clara de por qué este cambio ya no es una opción: es una ventaja competitiva.
1. “Hay que empezar por el centro de distribución”
Falso. De hecho, muchas de las implementaciones más exitosas empiezan por las tiendas. ¿Por qué? Porque es donde se ve el impacto de forma inmediata: visibilidad total del inventario, menos roturas de stock, más producto disponible y ventas al alza. Empezar por tienda permite testear en un entorno más controlado y obtener retorno de inversión desde el primer día.
2. “Esto es solo para gigantes del retail”
No. Esa era la historia hace diez años. Hoy, el RFID se adapta a cualquier tamaño de negocio. Las soluciones son escalables, los costes están ajustados y hay modelos para crecer paso a paso. Las pequeñas y medianas marcas que han dado el salto lo saben: el tamaño ya no es excusa.
3. “El RFID compromete la privacidad del cliente”
Una idea equivocada, pero muy extendida. Las etiquetas RFID no contienen datos personales. Solo identifican productos, no personas. No hay riesgo de rastreo, ni de invasión de privacidad. El objetivo del RFID es optimizar procesos, no seguir a los compradores.
4. “Es demasiado caro para lo que ofrece”
¿Seguro? Hoy una etiqueta RFID cuesta céntimos. Y las empresas que lo han implementado recuperan la inversión en cuestión de meses. No hablamos de promesas: hablamos de reducción de mermas, mejora operativa y aumento directo en ventas. En términos de ROI, el RFID ya no es una apuesta: es un acierto.
5. “Solo vale la pena si vendo productos caros”
Otro error. El RFID no depende del precio del producto, sino del volumen y del impacto operativo. Hay marcas que venden artículos de 10 euros y aun así ganan muchísimo al tener control total del inventario, menos errores en caja y menos stock inmovilizado.
6. “Si instalo RFID, todo mejorará por arte de magia”
No exactamente. RFID es una herramienta, no un milagro. Su poder está en los datos que ofrece, pero esos datos hay que interpretarlos, integrarlos y convertirlos en decisiones inteligentes. No basta con implantar lectores: hay que tener una estrategia detrás.
7. “Mi tienda está demasiado llena, aquí no funcionará”
Es justo lo contrario. Las tiendas con mayor densidad de producto son las que más se benefician del RFID. Con una buena etiqueta y una configuración adecuada, se alcanzan precisiones de lectura superiores al 98%, incluso en espacios saturados. Donde hay caos, el RFID impone orden.
¿Vas a seguir creyendo en mitos o prefieres mirar los datos?
En STC Iberia hemos acompañado a decenas de retailers en su proceso de transformación digital. Algunos eran escépticos al principio. Todos repiten una frase después de unos meses: “¿Por qué no lo hicimos antes?”.
El RFID ya no es el futuro: es el presente. Y no se trata de una moda tecnológica, sino de una forma radicalmente más eficaz de operar.
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